Deprimido


Escribo cuando estoy deprimido.

Por las noches el demonio llamado soledad me llama con sus manos sucias, temblorosas y llenas de imágenes para que lo siga.

Y mis lágrimas derramadas en la almohada ahí quedan como mudos testigos de mis ataques de furia, ansiedad y loca tristeza.

Ayer volví a soñar contigo, compartí nuevamente nuestros momentos esplendorosos; observe mis viajes y virajes multifacéticos junto a ti. Vi tus manos en mi pecho tratando de resucitarme cada que el paro venia y se apoderaba de mí.

Enfermera, me doy cuenta que necesito el calor de tus miembros recorriendo mi cuerpo. Imploro a tus palabras para que limpien y purifiquen mi alma, una ves más.

Desfallezco cada que algo toca mi mente y la hace iluminarse con proyecciones que ya fueron y aún hieren mi corazón.

Por que ahora ya no puedo sacar a pasear a mi perro, ya no voy al cine, ya no me baño, las uñas de los pies ya no recorto; no juego fútbol los domingos, no me dejo llevar por la tele, no trabajo, no duermo y ni una erección logro mantener.

El otro día decidí levantarme y andar. Lo único que logre fue levantar la tapa del excusado para cagar. Quisiera desechar de la misma manera tu recuerdo enfermera.

Me la paso acostado pensando y esto me hace mal. Y es que cuando a mi cerebro alguna llama de bondad y felicidad llega a quemarme es inmediatamente sofocada por el frió del abandono, del mal sin razón.

Quien dice que el humano es pensante por clarividencia del divino y que esto es una bendición con la cual debemos sentirnos afortunados se equivoca. Yo quisiera ser un perro que come, caga, coge y duerme…

Me quiero mover por instinto sin preocuparme en mentalizar ideas tan dolorosas como el amor, odio, cariño y todo lo que conlleve un poco de razón.

Apenas trago y bebo algo. Es más la cerveza ya ni me gusta, la vomito continuamente.

Quisiera regurgitarte enfermera. Creo que vives dentro de mi como demonio, clavando un alfiler en mi corazón cada que se te da la gana.

Y todo esto por que voy a cumplir un año más sin verte. Te imploro, te añoro y aún más: te perdonó los trastornos físicos y mentales que dejaste en mí. Pero por favor abandóname, déjame vivir, te lo suplicó.

¿Harías solo esto por mí?

Soledad ¿te llamas enfermera?

Don Fer
Noviembre 2007

1 comment:

anaranjada said...

yo tambien escribo siempre cuando estoy deprimida, ultimamente lo hago a todas horas