Sobre la Peña del Son.

*Don Fer* & *José Agustín


Comenzaré a utilizar esta herramienta unidimensional, tecnológica y de gran alcance para hacer referencia a uno de mis lugares preferidos de reunión y acción: "La Peña del Son".

Úbicada en el centro de la mítica Ciudad Nezahualcoyotl este recoveco etílico y sonero ofrece un viaje lleno de virajes artísticos, culturales, literarios y rebeldes.

Se desenvuelve en primera instancia como cafeteria y tienda del Frente Zapatista de Liberación Nacional. En sus adentros puedes adquirir desde un buen café hasta el último ejemplar -sin dejar de lado los atrasados - de la revista Rebeldía .

Mi primera experiencia con la peña fue por demás imaginaria pues mi familia habia asistido a un evento musical amenizado por un grupo, al cual habia tenido la oportunidad de escuchar en algunos festivales de corte multicultural, llamado Son del Maíz. De inmediato, y apabullado por las narraciones hondas e ilustrativas, a mi alrededor la curiosidad fue creciendo pues además habian llegado a casa dos ejemplares de revistas bajo el brazo: una, la ya citada Rebeldía y otra de nombre AlterArte la cual despues de hojear captó mi interes.

No había tenido noticias de un lugar multifacético cercano a mi hogar, por lo que mi curiosidad creció sobremanera.

Cierto atardecer se dio una polémica en la familia sobre que grupo musical habría que contratar para una fiesta cercana de quince años. Cabe mencionar que nuestros gustos musicales siempre han sido especiales -categoria acuñada por más de un conocido - aunque nunca hemos menospreciado a ningun interprete o grupo musical, sin embargo en esta ocasión la fiesta ameritaba algo distinto.

Por azares del destino a mi madre le llegó una recomendación de cierto amigo el cuál hablaba muy bien de un grupo sonero, llamado Son del Maíz. Bajo el pretexto de que no elevarian sus costos de actuación y de que presentarian buen repertorio, cosa que ya sabiamos pues eran harto conocidos por nuestros expertos oidos, hicimos la llamada la cual bastó para que en la gran pachanga el Son y la música Latinoamericana de estos maeses se hiciera presente. Ahí tuve la oportunidad de conocer a los integrantes, cuya sencillez me agrado más aun que su propia música.

Pasaron meses y aún no me atrevía a dar el gran salto para entrar a aquella peña la cual me imaginaba constantemente con luces color neón, humo de cigarrillo flotando en el ambiente y uno que otro bohemio discutiendo atravez del cristal de su vaso lleno de ron. Por una y otra razón la visita se fué postergando.

Un día leyendo aquel ya viejo ejemplar de AlterArte decidí mandar una colaboración escrita y otra visual a un correo electrónico algo escondido en el cual daban cabida a todo tipo de comentarios y colaboraciones. El artículo hablaba sobre el Colectivo Autogestión Creativa, recien formado del cual hasta la fecha soy coordinador.

Fue grata mi sorpresa cuando recibí un mail del editor diciendome que les había agradado el texto y que lo publicarían integro. De ahí nacio una especie de relación cibernauta, pues ambos nos mandabamos correspondencia de todo tipo desde invitaciones, saludos, colaboraciones etc. Fue en uno de esos correos donde recibí la invitación para asistir a la presentación del ultimo libro de José Agustín y de paso a recoger algunos numeros de la revista en la cual habia aparecido mi colaboración.

Pues bien, la oportunidad se había dado. El día del evento me presente en el umbral que divide la calle de la magía, el calor y el son.

Es interesante el juego de ambientes que se dan lugar en este sitio. En un principio la gente que estaba sentada se dedicaba a platicar, beber, fumar, algun solitario a soñar. Yo por mi lado revisaba cada rincon de aquel nuevo territorio. Llamaron mi atención las pinturas hechas por niños chiapanecos y algunas fotografías que descansaban en los muros. En ese momento percibí un ambiente frio pero cordial y bastante intelectual. La densidad se presentaria despues.

Pasé un rato bebiendo cervezas y oliendo, percibiendo y hasta degustando el ambiente: me agradaba. Frente a mí tenia un pequeño escenario con algunas sillas, detras de ellas se asomaban algunos instrumentos, bocinas, microfonos. Atras se encontraba una barra bastante calida, con una pequeña pero buena formula de bebidas: ron y creveza que para mí bastaron esa noche. A un costado se encontraba la tienda de articulos: playeras, pulseras, revistas, algún libro y estampas. Bastante acogedor, la gente empezaba a llegar.

Cuando Agustín subió al estrado todos dispusieron sus sentidos a escuchar y comprender. Fue una charla más que otra cosa. El escritor bastante suelto explicó el por qué la creación de un último libro antológico de la literatura contemporanea mexicana. En fin un placer escuchar al viejo Agustín, darle mi raido libro de la Contracultura en México para que lo firmara y hechar una copa a su lado, estando sin estar pues el se hallaba concentrado en las preguntas que sobre su obra le hacian.

El ambiente ya estaba denso, todos saludaban al maese, guru de algunos. La discusión sobre literatura, cotidianidad, contracultura, alcohol y antologías estaba en su climax; había música leve, humo de cigarrillo, mucha cerveza y yo por fin había encontrado al editor de AlterArte quien con una gran amabilidad me dió algunos numeros de la revista y de paso se hecho una platicadita, ahora si, en persona.

Ya para esas horas de la noche el ambiente se tornaba caluroso, daban ganas de moverte. Había llegado más gente, parroquianos. Algunos habían huido casi atras de José Agustín. Los que nos quedamos esperabamos ansiosos la culminación de la noche que estaría a cargo del grupo de casa: Son del Maíz. A Cesar, tecladista de la banda lo conocia ya por algunas fiestas compartidas así que durante su actuación fue grato escuchar esas buenas rolas dedicadas a la gente de Tlalpizahuac, a los Universitarios y a los Ceceacheros.

Baile, excelente música, densidad, alegría, sueños, mucha creación, multiculturalidad y buenos tragos es lo que encontre esa noche en este pequeño lugar.

Aún asistó cobijado bajo la estela de la noche a liberarme un poco de la cotidianidad, del estupor citadino, de la linealidad. Es alterar un poco mi realidad, es hacer arte, cambiar el mundo aunque sea por un tiempo, y todo esto en un lugar tan pequeño en donde, como dijera Marcos, varios mundos caben.

Dirección: Amanecer Ranchero esquina Gallo Colorado, Colonia Benito Juárez. (Atras del palacio municipal de Neza)

1 comment:

Unknown said...

Saludos Don Fer, su comentario acerca de este lugar no pudo ser mas acertado, comparto el gusto de haber estado varias veces en la Peña del Son y es un lugar respetable y valioso que esta al nivel de los muy buenos, ya que aqui se difunde la cultura y se expresa el pueblo para su gente en un ambiente cordial y ameno felicidades a usted y al lugar asi como a todo el equipo que hace esto posible en una ciudad que merece mas lugares como este.