RECUERDOS

Foto: Don Fer


Espero a que dos cervezas que tengo en el refrigerador recién conectado se enfríen. Escucho un disco de reggae que baje de la Internet. Confluyo con esta máquina de escribir comunicándome lenta pero entendiblemente.

Y recuerdo…

Alguien me dijo que los recuerdos eran como purificadores del alma, otro que más bien eran los motores de la vida misma. En este momento solo se que son el tormento y la enfermedad más prosaica que me haya dado, y es que no es física sino mental. De los recuerdos nace la angustia, el sentimiento de soledad, la tristeza y la ansiedad.

En tiempos ancestrales fui estudiante, fui guía de conciencias insanas que querían llegar, a mi lado, a la montaña sagrada. Fui mecías que cual topo salio de la oscuridad solo para ver morir sentimientos, ilusiones y a la vida misma.

Una vez abrí el mar frente a los ojos perturbados de la gente que me rodeaba, y lo hice solo para rescatar a una mujer ebria, de la cual estaba enamorado, que locamente bailaba corriendo el riesgo de ahogarse. En otra ocasión me desnude y llagas sangrantes brotaron de mis brazos, consecuencia inefable del desamor que siempre me ha acompañado.

Un profeta un día me dijo: si no te quieres a ti mismo no querrás jamás a nadie. Tiene razón, aborrezco tanto a la raza humana que al verme yo como un igual el sentimiento es recíproco.

Y he guiado multitudes enormes, los he hecho comer pan y pescado crudo que milagrosamente he sacado de la nada; he compartido con ellos del vino que mezclaba con mi sangre, aunque no lo sabían, viéndolos enloquecer alabándome.

Pero soy humano, cuan corriente y común como los demás. Los recuerdos son muestra de eso. No puedo seguir con mi imagen ancestral pudriéndome lentamente. Prefiero que mi Magdalena me sacrifique y que después todos lloren bajo mi cruz arrepintiéndose del daño causado pues sabrán que eso desato el holocausto: el suyo, el mío.

Me voy a ir sin merecimientos propios del rey que fui, sin alabanzas, sin amor, sin un recuerdo grato que se guarde de mis hazañas y logros

Quizás más terrenalmente termine aventándome a las vías del metro o frente a un microbús, a lo mejor me tiro de un puente o disparo una pistola en mi sien.

Me gustaría ver mi muerte y resucitar después para morir nuevamente eternizado…

En verdad mis recuerdos me están matando.

Don Fer
Septiembre 2007

1 comment:

degusa said...

Querido don Fer:

Siempre me ha emocionado leer a un escritor (masculino) que remueve las fibras de los sentimientos que son tan humanos y propios de cualquier genero.

Eso son tus narraciones para mi. Como pedazos de tu alma que nos entregas para decir a todos los que te leemos: miren no estan solos en este mundo aparentemente tan vacío.

Pero . . . este cuento en especial, me sorprendió por que esbozas algo que siempre me ha inquietado, y es la naturaleza humana de la divinidad, del Dios hecho hombre y que no sabe que hacer con su naturaleza humana, mucho menos como morir y resucitar. ¡Muy bien!